Des - Inspiración

En un verso limpio y claro sin esperar
te has marchado. Parecías tener prisa
pues ni el esbozar de mi sonrisa
has aguardado. Me vuelvo a sentar.
A ver si calma tu enfado. A ver si juntas creamos,
cara a cara, mano a mano,
un borrón a recitar.
¿Por qué te haces esperar si el lugar no es de tu agrado?
¿Por qué abandonas sin más en los días de verano?
Mi insistencia no te ablanda.
Mis ruegos obvias, ni me escuchas.
Eres el ave nocturna
que sobrevuela mi casa.
Arrancas mi sueño del lecho,
lo trasladas a conciencia.
Te mueves por conveniencia,
emborronas cien mil versos
si no expresan lo que sientes.
¿Qué algo es despreciable? Vivirá cerca de tu pecho.
Eres marchante de excesos,
eres ramera del arte.
Mala amiga, gran amante.
Entre soledad te acurrucas.
Mientras mi cara no escupas
mantendremos vivo el trato
que firmamos ya hace tiempo:
yo plasmo mis sentimientos
y tú los adornas con lazos.

Adiós...8 de febrero

Con más voluntad que fuerza
y más dolor que desgana
escribo esta despedida,
¿será un adiós que no acaba?.

Sentada frente al papel
he pasao tantas jornadas
pensando en dejarte atrás.
He rabiao en las madrugadas

por no conocer la miel
que se desprende en tu alma.
Tus labios jamás toqué,
jamás sentí tus palabras

deslizarse por mi piel.
Y sin embargo, imagino el edén
si en ti hubiera surgido
esa chispa de la vida

(sé que esta frase copié,
pero la culpa no es mía.
Será es de la Coca Cola,
que es demasiado poetisa).

Dejando a un lado el inciso
(me pierdo en las tonterías),
quisiera decirte: "amor,
no te largues con mi vida".

Y es que sé que te he querido
como nadie se imagina.
Quizá te siga queriendo
a pesar de lo que diga

a solas con mi silencio.
Me he tumbado y me he rendido.
Yo ya he pagado mi precio.

Y ahora miro a tu ventana.
No queda nada allí dentro.
Ni aquel mural de La Habana,
ni aquella apuesta de ciegos.

Ratas

Odio...
a aquel inútil que se viste de corbata,
que se sienta en su despacho y su culo no levanta.
Al señor ejecutivo de la empresa, el que te manda.
Ese cabrón con gomina que te está explotando el alma.
Ese que al ver las noticias de los parados se jacta.
Al que levanta su brazo y cara al sol se nos planta.
Al que se deja bigote, al que grita ¡viva España!.
Al que maneja el cotarro y de informal se las gasta,
un fascista disfrazado que al ver mi puño se exalta.
Ese mamón cuyo abuelo fusiló a quien hizo falta.
Ese burgués caballero que va con putas baratas.
Al que mira con desprecio a todas sus empleadas.
Al que asciende a su doncella por una buena mamada,
un fantasma que da clases de moral y de importancia.
Al que preña a la parienta estando en plena lactancia
pa vivir de la apariencia. El condón con las fulanas.
Al jinete de domingo con la yegua que más salta.
Al golfista con amigos, al que más hoyos se calza,
un mimado de chalet que se tira a la criada.
Su colonia huele a mierda, Jean Paul Gaultier, ¡qué gran marca!,
aunque peor es el aroma de su alma putrefacta.
El Corte Inglés le venera, sus empleados le alaban
porque allí es donde ese inútil se ha comprado la corbata.

Por supuesto, este país, poca suerte y con desgracia,
está plagado de ellos: capitalistas, pijos, RATAS.

Un perdón no dado

Estás en mi interior y no puedo negarlo.
Me acompañas de la mano, te delatas en mis ojos,
susurras en mi oído. Me diriges a tu antojo.
Peor es que ni intento ni pretendo remediarlo.

Si me faltas algún día sentiré haber fracasado,
pues sin ti soy diferente: malvada, crápula, hiriente,
obsesiva, violenta, cruel y repelente.
Y un momento, no más, que te fuiste de mi lado

bastó para cambiar, y dejé de comprenderte.
Me refugié en ilusiones, me desperté entre otros brazos.
Sin darme apenas cuenta fui desatando los lazos
que me ataban a tu yugo. Y ansié odiarte. Y no paré de quererte.

Sin embargo y por tu amor, poco duró aquel fracaso.
Y sufrí por mis palabras. Fui consciente del daño.
Y hoy sé, sin dudarlo, que esperaría mil años
para poder observar, juntos, un nuevo ocaso.

Si mi perdón no es suficiente
acepto tu decisión, defiendo tus dudas.
De yo haber sido tú, la reacción sería más dura.
Quise vivir en tu corazón y ahora yazco en tu mente.

Tal como eres

Tal como eres, cual lucero
iluminando noches sombrías,
cual fuerza que me arrastra a la alegría.
Tal como eres te quiero.

Tal como eres, cual velero
que navega a la deriva,
cual llama que al encenderse me aviva.
Tal como eres te quiero.

Tal como eres, cual espejo
que estremece lo que mira,
cual cajón que esconde un mar de secretos.
Tal como eres, mi vida.

Tal como eres, cual beso
que escapó de la mejilla,
cual enfado que desemboca en sonrisa.
Tal como eres te expreso.

Tal como eres y tal como te siento,
ten lejos y cercano a un mismo verso,
tan suave como esquivo, y tan crudo como el tiempo.
Tal como eres te entiendo.

Tal como eres y tal como estoy siendo,
cual violín que descontrola la orquesta,
cual espasmo dirigido por un miembro.
Tal como soy todo cuesta.

Tal como eres y tal como te advierto,
tan sencillo y con millares de reversos,
tan poeta, tan humilde, tan honesto.
Tal como eres: perfecto.

Culpable

Allá donde piso, el suelo cobarde
teme mis pasos y aparta su tierra.
Me siente culpable.
Bajo tierra incluso los muertos lo saben.
Merezco su celda.
Me sienten culpable.
En mi bolsa vacía ilusiones no caben.
Se quiere repleta.
Me siente culpable.
Agacho la vista, que insignificante
rehuye miradas atentas.
Se siente culpable.
Las calles se estrechan, no quieren que pase.
Conocen mi pena.
Me sienten culpable.
El Sol que ilumina rincones ocultos, no sale
allá dond huela mi sola presencia.
Me siente culpable
El aroma que brota en tupidos rosales
evita mi nariz y busca mi ausencia.
Me siente culpable.
La Iglesia se esconde, blasfemias aparte,
del peligroso rastro que mana mi esencia.
Me siente culpable.
El Infierno reclama mi cuerpo, aunque sea tarde.
Es mayor la tortura en vida.
Me siento culpable.
Mi alma lo grita, mi corazón lo ignora, mi cabeza lo sabe.
La duda es de necios.
Soy yo la culpable.

Mis vivencias

Si lo que quiero decir no está claro
o, por el contrario, es una contradicción,
acudo sin tragedia al desamparo,
y así él pueda darme una lección.

He encontrado en mi vagar al marinero
del velero posado entre las algas.
Sin embargo, bajo su sombrero,
no había más que retratos de faldas.

He intentado escribir, y sin lograrlo,
he escrito cosas que pensaba.
Aunque para rimar no todo es pensarlo
había que pensar pa que rimara.

Y en toda esta historia sin sentido,
a la que he titulado "mis vivencias"
no hay que buscar un fin definido
pues, lo de escribir, lo hago por subsistencia.

La ley del olvido

He comprendido que en mí nada es eterno
porque olvidé en un instante
que te amaría para siempre.
Las palabras son inertes, son del viento.
Y las palabras que digo, que recalco con mis versos,
mañana no serán más que el pasto
que alimente mis recuerdos.
Y los recuerdos se van,
no, no son arena en el desierto.
Puede que lo fugaz perdure en el infierno,
pero lo eterno no es más que la invención
de unos labios abiertos, de un poeta enamorado,
de los vivos con los muertos.
Ésta es la ley del olvido,
todo lo que te ha pasado
se convertirá en espejismo.
Olvidarás algún día que un recodo
de tu soledad recorrieron sus manos.
Y es que olvidar es de cuerdos
porque olvidaron los locos.
Y es que olvidar es de todos
porque olvidar es humano.