miércoles, 29 de septiembre de 2010

Madrid (una ciudad invivible pero insustituible, como dijo el maestro Sabina)

Al alba me iré, sin dejar rastro
en la fría mañana que amanece.
Será entonces,
cuando la estación de tren
reclame mi regreso a voces...

Madrid, somnolienta,
esconde sus párpados del sol.
La ciudad y el bullicio se despiertan
pero el sueño infecta incluso
al más madrugador.
Y así voy yo;
rompiendo los costados de la luna
con mis penas.
Remendando los jirones de las nubes.
Siendo poeta
a la sombra del madroño.

Y mientras mi tren parta,
oculta en mi equipaje,
empujando en los andenes,
aún cubierta de legañas
y bostezos,
Madrid y su aroma
murmurarán entre dientes:
"No te vayas".

sábado, 18 de septiembre de 2010

Camino del olvido

Camino del calvario de tu olvido
arrastrando llevo como penitencia
de tu amor, esta cruz de mis delitos.
(Punza tanto en mi temor tu ausencia
como los clavos de Cristo).
Y la sangre brota entre mis sienes
al pensarte, tiñendo de soledad
el árido sendero del viaje.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Musas tristes

Cada madrugada, lejos de mi paz
se desborda su llanto.
En mis sentidos inquietas muchachas
verso a verso van hilando

poemas de estas musas tristes,
que lloran tu ausencia y mis desventuras
en un solitario y destartalado
desván que mis secretos oculta.

Morando tras los párpados chispeantes
logran arrebatarte del sueño.
La pluma se desliza suavemente
para grabar, inconsciente, en mi cuaderno

poemas de estas musas tristes,
que narran pasiones de índole oscura
en un ostentoso y paradisíaco
salón que a mis recuerdos insulta.

Al alba, repiquetean al traspuesto
con el dulce tintineo de su canto.
La ciudad se vuelve infame y dolorosa
para el que a golpes con el mundo va rimando

poemas de estas musas tristes,
que absorben historias de una hora punta
en un bullicioso y desangelado
vagón que a mis ensueños sepulta.