domingo, 26 de abril de 2009

Insomnio

Una de la madrugada. El sueño parece no tener intención de hacer acto de presencia esta noche en mi dormitorio. Ni siquiera sé por qué estoy pensando esto ahora mismo. Debería dormirme, cerrar los ojos, mantener la mente en blanco y olvidarme del mundo. Pero mi cabeza y yo sabemos que eso simplemente no es posible, porque hoy (al igual que todas las madrugadas desde hace un mes) no tengo sueño. Soñar en estos momentos de mi desconcertada existencia significa elegir entre dos caminos, tomar una decisión que podría condicionar el resto de mi vida (o quizá el resto de los recuerdos de mi vida). Soñar simboliza renunciar a una persona (que daría por mí muchas más cosas de las que yo daría por él) y apostar por otra (que probablemente a estas alturas y pasado un mes no recuerde ni mi nombre, pero que vive en mi pensamiento constantemente y se aleja de mi olvido). Si esta noche me duermo y me abato en las garras de Morfeo, volveré a caer en su trampa de amor y me dejaré llevar por lo que aún siente ese músculo que bombea sangre a todo el cuerpo llamado corazón. Si no me duermo podré seguir construyendo una relación basada en la ilegalidad, el despecho, el engaño y la hipocresía (al menos por mi parte). Y parece ser que el sueño quiere ayudarme a elegir entre lo posible y lo imposible con su ausencia. Todas las noches me arrebata la posibilidad de seguir sufriendo por lo imposible (un hombre que prefiere no verme) y me otorga el poder para controlar a mi antojo lo posible (otro hombre al que una simple palabra salida de mi boca le da fuerzas para continuar).

Prefiero levantarme, apartar de mí el sueño y abandonarme a lo posible. Es demasiado tentador dejar de ser la víctima para convertirse en el verdugo, dejar de ser el amante para convertirse en el amado. Antes de levantarme dejaré que mis parpados caigan para recordar por última vez las sensaciones que produce un amor imposible. La primera mirada tenía música de fondo, la primera sonrisa despertó en mí el sueño de lo imposible, la primera palabra me hizo una idealista, el primer contacto de su piel con la mía me condujo al amor, nuestra primera conversación confirmó todas las sospechas: nunca sería mío…

Suena el despertador. Son las siete de la mañana. Anoche estuve durmiendo. Ha pasado un año desde aquella madrugada en la que el sueño decidió por mí. Hoy convendría ser la mujer más feliz de la tierra, aunque no lo soy. Soñé y continué soñando a lo largo de estos doce meses. Sin embargo, comprendí que somos las personas las que tenemos la última palabra. Hoy me caso con mi víctima, hoy soy el verdugo.

jueves, 23 de abril de 2009

Libros (mi particular homenaje en su día)





Libros, fieles compañeros de viaje,


bastón en cada paso del camino,


horizonte al que se orienta mi destino.


Lo único importante en mi equipaje.





Libros, luz de mis noches en vela.


Agolpando las estanterías,


sin su presencia, completamente vacías


de aquello con lo que la mente vuela.





Libos, sin ellos existencia perdida;


sin palabras, sin sueños, sin sentido.


Deambulando sin rumbo por la vida.





Libros, páginas impresas en mi alma,


amigos invisibles de la infancia,


combatiendo día a día la ignorancia,


dibujando con palabras una trama





que suscita intrigas y emoción.


Libros, motivos de inspiración en mis escritos,


historias que viven en mi corazón.





Inolvidables y desconocidos,


libros.



lunes, 20 de abril de 2009

Era, fue, es, será.... (canto a aquello que quedó en mi corazón clavado como un dulce puñal y que me hace agonizar y desangrarme un poco más cada día)

Una sonrisa traviesa que invitaba a olvidar el mundo.
Una mirada tierna que apagaba mi llanto.
Una ilusión latente que invadía mis pupilas.
Un camino a la esperanza que me hizo cambiar el rumbo.
Una razón vital en mi existencia vacía.
Una noche en vela sin vencer la agonía.
Una duda constante, que, aún hoy, persiste.
Una luz en la oscuridad de mi alma.
Una sombra en mi historial de conquistas.
Aquello que siempre anhelé y no tuve por torpeza.
Un beso olvidado en el momento adecuado.
La razón de mis errores presentes y pasados.
La única fe que fue firme en mi vida.
Una verdad corrompida que resistirá al paso de los siglos.
Una mentira inventada en los ojos de otro hombre.
Una marca grabada a fuego lento en mis madrugadas.
Y, ahora un amargo despertar a la aurora.
Era, fue, es, será... el dolor más atroz y desgarrado:
un hombre bello que jamás ha amado.

lunes, 13 de abril de 2009

Ignorancia




Soy la rata de tu casa,



soy el tiempo que te pudre,



soy la puta de la esquina,



soy la ceniza en la lumbre.






Soy el monstruo que te asusta,



soy el moho de tu comida,



soy el rostro de la bruja,



soy el diablo en tu vida.






Soy el agua que envenena,



la más molesta ladilla,



soy el feto que no nace,



soy tu peor pesadilla.






Soy tu estanco sin Fortuna,



soy la sed en desierto,



el vacío de tu cuna;



soy el molino sin viento.






Soy la boda sin banquete,



soy la subasta sin puja,



soy el nieto sin chupete,



soy el barrio sin marujas.






Soy el muerto sin entierro,



soy el bautizo sin pila,



soy el toro sin encierro,



soy el indio sin su fila.






Soy la Iglesia sin el Papa,



soy el niño sin infancia,



soy el mendigo sin manta.



Soy la más triste ignorancia.

viernes, 10 de abril de 2009

Desengaño


Ella vuelve a tus parajes en calma,

es como un sigiloso aullido

lo que siente, está perdido,

y entonces te entrega su alma


que ayer no era tuya, sino del viento.

Y sus labios sienten al besarte

que ni cien años le harán amarte,

porque tus besos saben a tormento.


a bálsamo para llagas sangrantes,

a cadena perpetua para un reo,

y siento decirte lo que veo

pero tu pasión ya no es bastante.


La vida la hizo volar a veces.

Y la melodía será el dolor,

mortalmente dormirá su razón

cuando con tus brazos la meces.


El olvido no perdona al traidor,

el perdón no olvida al traicionado.

Por eso, al dormir a su lado

sientes en la nuca un frío sudor.



Es el síntoma de sus engaños,

que van creciendo día tras día,

aumentan tu feroz agonía,

maltrecho tu corazón del daño.


Su voluntad nunca estuvo en tus tierras,

eternamente su espíritu vuela

y, aunque a tus parajes vuelva,

su sombra se eleva más allá de ellas


hacia un lugar recóndito y extraño,

de nombre dulce y habitantes varios,

apodado por la vida desengaño

jueves, 9 de abril de 2009

Sin tema ni estructura


Mi lírica será una tortura
para todo aquel que la lea,
pues anímese usted, y vea,
que es sin tema ni estructura.
Al no proceder de un alma pura
que en alguna religión crea,
castigará los oídos de quien sea
con tal de ser arrojada a la basura.
Pero es una lírica sincera,
eterna antagonista del engaño,
que jamás pretende ser puntera;
ya que admira a la de aquellos años,
en los que España fue la carcelera
que consideró a los rojos como un daño.

miércoles, 8 de abril de 2009

Noche estrellada

La noche estrellada mueve sus hilos.

Quisiera querer que yo te quiera,

esta noche estrellada de primavera,

para así unir nuestros destinos.


Condenada a vivir en la memoria;

tus labios se entremezclan con los míos,

jugando a besarse, como dos críos,

porque aquí comieza nuestra historia.


Mirada azul, perdida de deseo,

prisionera esta noche e mis ojos.

Con el alma rota, hecha despojos,

quisiera creer lo que no creo:


que algún día el corazón pendenciero

fuera víctima de algún hechizo,

para poder olvidar lo que hizo

y creer para siempre que te quiero.

sábado, 4 de abril de 2009

Fría tarde de febrero

Dolor, rabia, despecho, tristeza;

quemaban lentamente mis entrañas

y llenaban de odio mi cabeza.


Amor, que mueres entristecido,

no puedes ya pensar en más batallas

porque estás muerto sin haber nacido.


Las calles se estrechaban a mi paso,

y el cielo lloraba sin aliento,

aunque aparentemente estaba raso.


Corazón, que vives desconsolado

desde aquella fría tarde de febrero,

sientes, en el fondo, estar parado.


Una lágrima asomó a mi mejilla,

y en ese momento comprendí

que jamás volvería a ser una chiquilla.


El alma muta a un alma en pena,

con un único y desperado anhelo:

vivir eternamente sin consuelo,

y yacer para siempre en tus arenas.


Mi vida vagará, lejos, sin rumbo,

y sólo un aliciente tendrá:

reencontrarse con tu alma por el mundo