Viento triste

De este dolor, esparzo un viento triste
y un manto gris que cubre calaveras
heladas del helor del cementerio
en los dorados olivos de mi tierra.

El sol amarillea campos infinitos
donde cansados y melancólicos reposan
entre el cielo, el alma y la llanura, los olivos.

A su sombra yo descanso
mientras canta algún jilguero
con tono pesaroso
-tal era mi desánimo-.
Todo es finito en el paraje...
incluso el hierro
de las máquinas que se divisan a lo lejos.

Las bellotas impactan en el suelo
y caen detrás los campesinos.
No hay tiempo que perder en recogerlas...
ya truena el clamor, fúnebre ruido,
de los que se acercan
con paso lento, pero firme
al cementerio...

Pasado unos momentos
la comitiva se aleja
y esparce del dolor,
un triste viento.

Seco

Hoy lloras tú, mas yo también lo hago a lo lejos.
Es como si el alma se escapara a los cristales
del alféizar y huyera de sí misma, del reflejo,
Y me siento sola, y tengo miedo, y quiero hablar
y mis palabras se van de los espejos.
No brota en mí nada más que la desdicha...
y un llanto seco.

Tu amor

Cada mañana el despertar alumbra
mis ganas de vivir, etéreas alas.
Tus ojos son culpables de esas ganas,
pues mi vida edifican o derrumban.

Tu interior, tu rostro, tu esencia pura,
tus sonrisas, tus gestos, tus miradas.
Todo tú, en mi pecho, que desarmas
la maldad que está en mí, la parte oscura.

De muerte a vida, de negro a malva,
de estío, piel nevada, a primavera.
De sombra infiel a tu extensa espalda...

tu amor me transformó de tal manera
que hoy no existe recoveco de mi alma
que no te quiera en mí cuando estás fuera.

Pensaba...

Mientras pensaba (dulce sueño de mi vida),
dormían los impulsos que cayeron en desuso
de este corazón suicida.

Pensaba y, con ello, latidos, ansias,
locuras se esfumaban.
No eran más que espejismos de mi alma,
proyección de mis retinas.

Pensaba en realidad. Y no sentía.

Mas renuncio. No quiero ser una estatua
astuta, ni un ser frío y programado.
Nací, viví y sentí para ser tuya.

Sentir, al fin y al cabo, es alegría.
Y, ¿sabes la razón?
Si pensara, ten seguro amor, no te amaría.

Bienvenido

Alégrate,
pequeño,
porque has llegado a la vida.
Aún no desatan tus ojos inciertos
el color de sus pupilas,
ni se dibuja en tu boca
una inocente sonrisa.
Aún no te mueves consciente,
ni respiras meditando.

Tu mirada irreflexiva estudia
lo que hay a cada lado
de los brazos que te arrullan
y te protegen con mantos.
Tu piel,
es tersa y nueva,
tu corazón
limpio y casto.

El niño predilecto en primavera,
destinado, tal vez, a sembrar cariño,
Chupete, sonajero, nana...¡espera!.
¡Al paso del poema ya ha crecido!.

Agarra los barrotes de la cuna
el viaje de la vida va sin frenos.
Sonríe en tu andador,
disfruta.
No llores de dolor si caes al suelo.
Ríete, sé tú, discurre y siente...
pues no hay nada mejor que tu principio.

En este inicio ya, ¿qué más decirte?
Bienvenido al mundo, buen amigo.

Despojos

Te esperaré donde los matorrales
oculten los despojos del olvido.
Si se cuela en mi vaso el desatino
fingiré de su lugar desenterrarles.

Sin embargo, dime tú, pues tanto sabes,
cómo asir las palas de un suspiro
para que inmediatamente estén conmigo.
Si las palmas de mis manos son tan frágiles:

¿podré de ellos disponer a mi antojo?
¿me ayudarás a apartarlos de la tierra?
¿o serás tú, como yo, un tanto flojo?.

Si no me ayudas, si el amor se encierra
en su lujoso ataúd con los despojos,
ya no hallaré motivo en esta guerra.

Delineando besos

Intento dibujar en cada estrofa
el alma moribunda de los besos
que nacen en mis labios del pretexto
de ir a morir a tu boca.

Aguarda en un instante el terciopelo
suavizado por los labios que se posan
en el pálpito carente, mariposas,
que hoy engendro inútilmente con mis versos.

Evoco el tacto, la intensidad, la forma
del momento en que se unen nuestros cuerpos,
mediación de dos órganos sin dogma.

Los versos son mis besos en persona,
que sin ser igual, cuando estoy lejos,
mis palabras son los ósculos que añoras.

Des- Inspiración II

Busco la rima desesperadamente
como si en ello me fuese la vida.
Es un imán, impulso inconsciente,
que tal como arranca comienza
y cuando frena termina.
La busco, no llega...me siento impotente,
la ausencia me inunda de sed homicida.
Viene y va, va y viene...
no me resigno a perderla
aunque haga de mí su fiel sierva
hoy será mi concubina.