Viejos tiempos de esperanza
(eso es lo que nos queda).
Y caminar por la vereda
con la menor confianza
de encontrar bajo las piedras
retazos de otras miradas.
El olvido es una cuesta
que se sube sin lianas,
con sacrificio y sin ganas
sobre los páramos yertos
de unos labios ya desiertos
donde hubo oasis y llamas.
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