Cuando sonríes, deshaces mi tristeza,
la trituras con los filos de tu risa.
Desde lejos intuyo en tu mirada
la alegría que derriba esta desdicha.
Te sabes con poder. Y lo utilizas.
Atrapas a mi ser en carcajadas.
Hay poesía que no vive en las palabras
porque habita en la mejor de tus sonrisas.
Y desde lejos te imploro que sonrías,
que nada desdibuje esa luz
de tus mejillas. Más de una vida,
mi amor, necesito que tú vivas
sin borrar la esperanza de ese esbozo
que esconde el paladar de mis deseos.
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