Al alba me iré, sin dejar rastro
en la fría mañana que amanece.
Será entonces,
cuando la estación de tren
reclame mi regreso a voces...
Madrid, somnolienta,
esconde sus párpados del sol.
La ciudad y el bullicio se despiertan
pero el sueño infecta incluso
al más madrugador.
Y así voy yo;
rompiendo los costados de la luna
con mis penas.
Remendando los jirones de las nubes.
Siendo poeta
a la sombra del madroño.
Y mientras mi tren parta,
oculta en mi equipaje,
empujando en los andenes,
aún cubierta de legañas
y bostezos,
Madrid y su aroma
murmurarán entre dientes:
"No te vayas".
^^ sigue así
ResponderEliminar^^ sigue así
ResponderEliminarprecioso poema. Supongo qu entre andenes y andenes mañaneros de legañas, nos hemos curzado alguna vez por las estaciones de Madrid.
ResponderEliminarPrecioso leerte como siempre. Un saludo de tu amigo falsario.
www.falsario.org
de madrid nada, que tu eres de extremadura ajaja
ResponderEliminarmuy bonita inspiración en Sabina ^^