Dibujaron los fantasmas un mar
teñido en su fondo del negro,
que, sin apenas ser descubierto,
logró posarse en mi interior
apartando, violento, el resplandor
del azul pintado del cielo.
Sonrisas que destruyen voluntades,
rompiendo este empezar de cero.
Melodías que evocan días extraños,
inocencias infantiles desde un cerro.
Dádivas del pensamiento que asoman
con los luceros, y se esfuman a la aurora,
sintiendo que el pecho doma
a la mayor parte de su cuerpo.
Porque volvieron los fantasmas y con ellos
mis espectros, quisiera pedir perdón
por si este estúpido Casper
revela el peor de mis secretos
y te abate el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario