sábado, 5 de febrero de 2011

Autorretrato

Ya no me cago en la puta.
Más que nada porque ella
camina cerca de mi sombra,
unos pasitos por delante
y con sombrero
(de vez en cuando lleva botas).
A veces la veo frente al espejo,
mirándose los granos y derrotas.
La mayor parte del tiempo
está en silencio
y se le escapa una lágrima
que ansía estamparse con su boca
y escapar del ojo que la engendra,
del amor que fue el esperma
de sus males, del baño
con grietas y humedades.
Después finge que juega
a ser poeta,
y nunca encuentra las palabras
(ni espera que las haya).
Mas nunca deja de ser puta
(porque calla).